La concejalía de Igualdad del Ayuntamiento de Oviedo
organizó, hoy lunes 26, una mesa redonda con motivo del Dia Internacional
contra la Violencia de Género. La concejala de dicha área, Silvida Junco, fue
la encargada de presentar el acto y leer un manifiesto secundado por todas las
fuerzas políticas de Oviedo. A continuación, presentó a las ponentes: Soledad
Somonte, responsable del Centro Municipal de la mujer; Rosario Álvarez,
psicóloga del centro; Lucía Vigil, miembro de Cruz Roja Asturias y responsable
de los programas de atención a menores de la Casa de Acogida, y Eva Rubio,
abogada.
Bajo el título “Las víctimas invisibles de la violencia de género: los hijos y las hijas de las víctimas”, las cuatro mujeres quisieron prestar especial atención a los niños que viven en su hogar la violencia de género y que son también sujetos de violencia, tanto activa como pasiva. Somonte destacó que las madres no suelen ser conscientes de que sus hijos son víctimas pasivas, y sólo rompen el vínculo con el agresor cuando los niños reciben también golpes e insultos, es decir, cuando son víctimas activas. Pero recalcó que las consecuencias y los efectos negativos son iguales en ambos casos, y que los pequeños necesitarán atención y programas destinados a su delicada situación.
Bajo el título “Las víctimas invisibles de la violencia de género: los hijos y las hijas de las víctimas”, las cuatro mujeres quisieron prestar especial atención a los niños que viven en su hogar la violencia de género y que son también sujetos de violencia, tanto activa como pasiva. Somonte destacó que las madres no suelen ser conscientes de que sus hijos son víctimas pasivas, y sólo rompen el vínculo con el agresor cuando los niños reciben también golpes e insultos, es decir, cuando son víctimas activas. Pero recalcó que las consecuencias y los efectos negativos son iguales en ambos casos, y que los pequeños necesitarán atención y programas destinados a su delicada situación.
Además, Somonte puso
de relieve un escalofriante dato que quiso relacionar con la crisis. En 2003,
con las medidas sociales emprendidas
desde las instituciones, el número de mujeres que denunció maltrato y
solicitaron ayudas aumentó notablemente. Aunque, por el contrario, al comenzar
la crisis, disminuyó de forma alarmante. La responsable del Centro de la Mujer
cree que las víctimas de violencia machista pueden echarse para atrás a la hora
de denunciar porque tienen miedo a no tener dónde ir con sus hijos y no poder
sacarlos adelante.
Rosario Álvarez realizó un retrato, desde su perspectiva
como psicóloga, de la mujer maltratada en su faceta de madre. Destacó que las
víctimas de violencia de género tienen mermadas sus capacidades maternas porque
sufren muchos trastornos derivados, como la ansiedad, estrés o depresión. Al
principio, los hijos son el vínculo que les hace quedarse en el hogar con el
maltratador, pero cuando ve que, lejos de protegerlos, está poniéndoles también
en peligro, se convierten en los catalizadores que ayudan a la mujer a dejar la
relación. Tienen que superar muchos miedos para hacerlo, entre ellos el de
perder la custodia, no poder darles un futuro adecuado a sus hijos, no poder
cuidarlos sola o que hayan aprendido las conductas violentas del progenitor.
En 2006, había unos 200.000 menores expuestos a violencia de
género en nuestro país, según Unicef. Datos muy elevados y que preocupan a Lucía
Vigil, responsable del Programa de Menores de la Red Regional de Casas de
Acogida para Mujeres Víctimas de Malos Tratos que se puso en marcha en 2008.
Desde el área de menores pretenden dialogar con los niños y potenciar su
recuperación y el vínculo maternofilial. Los efectos que provoca la violencia
de género en los hijos son muy diferentes en cada caso, y en ocasiones tardan
años en manifestarse, pero son muy peligrosos para los menores. Entre ellos
destacó la falta de autoestima, dificultades emocionales, cognitivas y
sociales, trastornos alimenticios y psicosomáticos, como el asma o eccemas.
Eva Rubio, abogada del centro, expuso la visión legal y
judicial del asunto. En un repaso por leyes y normativas, indicó que sí existe
protección para los niños, amparados en el Principio del Interés Superior del
Menor y en el derecho del menor a ser escuchado, pero en la práctica no se
suelen llevar a cabo. No se les considera víctimas a no ser que la violencia
sea física y se dirija directamente hacia ellos. Además, recalca que hay que
concienciar a las madres de que los pequeños sí se enteran de lo que está
pasando en casa, y que son víctimas pasivas aunque no lo sean activas. Es una
forma de que se les puedan aplicar medidas de protección adecuadas a cada caso.